Este fin de semana, Franco Colapinto hará su debut en una sesión oficial de Fórmula 1 en el Gran Premio de Imola, al mando del AlpineA525 durante los entrenamientos libres del viernes. Con solo 21 años, el piloto argentino sigue dando pasos firmes en su carrera internacional, consolidándose como una de las mayores promesas del automovilismo mundial. Su participación no solo marca un hito personal, sino también el regreso de un argentino al paddock de la F1 después de más de dos décadas.
La vuelta de Franco Colapinto a la Fórmula 1 no es solo una noticia para los fanáticos del automovilismo: es una demostración de que, cuando el talento encuentra respaldo, el camino se abre. Williams lo entendió desde el primer momento. Lejos de trabar su crecimiento, apostaron por él, lo acompañaron en su desarrollo, y hoy vemos los frutos de ese compromiso mutuo.
Detrás de Colapinto también hay sponsors que no se bajaron en los momentos difíciles y que creyeron en su proyección. Pero más allá de los recursos, está su habilidad natural: esa capacidad impresionante para adaptarse a cualquier auto en tiempo récord, sin excusas ni margen para el error. Cada vez que se sube a un monoplaza, lo hace parecer fácil. Pero nada de eso es casualidad.
Desde el FIUBA Racing Team lo sentimos cerca. No por haberlo conocido en persona, sino porque reconocemos esa misma chispa que lo empuja. Sabemos lo que es tener que demostrar valor desde los márgenes, y también lo que se siente cuando alguien de afuera empieza a notar lo que hacemos. Mientras soñamos con tener un taller a la altura, levantamos paredes de Durlock, masillamos, lijamos, pintamos. Lo hacemos porque queremos construir algo más grande que nosotros. Porque no hay tarea menor cuando el objetivo es correr más fuerte.
Ver a Colapinto avanzar es una inspiración. Nos recuerda que el camino existe junto con la meta, que todos la tenemos, que el esfuerzo vale, y que el talento argentino sigue acelerando fuerte.